martes, 11 de diciembre de 2007

Adiós

Recuerdo a aquel hombre que se ponía a vender pipas y cacahuetes en la puerta de Galerías. Lúcido, amable, sonriente. Un personaje más de aquellos que daban un carisma especial a Granada.

El mismo que entonces les daba a sus nietos un cartucho de cacahuetes cuando por allí pasaban. "Toma, chavea", decía. El mismo que en sus ratos libres se iba con los amigotes al Hogar, a echarse unos chatos y a jugar al dominó. Un hombre de costumbres, inquieto por naturaleza, sus ojos azules rebosaban de vida. 

Recuerdo también que ya había perdido parte de aquella lucidez, ya con algo de esa desidia anciana en su amabilidad, y que ya no sonreía tan a menudo, pues la vida golpea con dureza donde más duele, quitándote lo que más quieres y amansando los insensatos impulsos de aquellos que se atreven a vivirla. Aún, un cauce de vida inquieto, hasta osado dadas las circunstancias, pero que ya escapaba a borbotones por aquellos ojos azules para desembocar en los desagües del tiempo.

"Quíteme este mal que tengo, doctor, la misma vida se me apaga y la quiero encendida. Porque me sabe a poco. Porque este cuerpo ya me estorba. Dónde estoy, doctor, quiero volver". Alguien dijo que es mejor arder que apagarse lentamente...

Nirvana - Something in the way


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