lunes, 21 de enero de 2008

La historia de Edward Mordake

Edward nació en la Inglaterra victoriana, en el seno de una familia adinerada. Decían que poseía un extraordinario talento para la música y los estudios, incluso era un muchacho bastante apuesto. Sin embargo, la vida del pobre Edward era una pesadilla. En la parte posterior de su cabeza tenía otra cara, aparentemente, un rostro femenino. Se decía que estaba dotada de una expresividad maligna y seguía con la mirada a cualquiera que caminara por la habitación; reía, lloraba y, aunque sus labios se movían sin cesar, no hablaba. Edward afirmaba que sus terribles susurros le robaban el sueño todas las noches. Vivió aislado, incluso de su propia familia. Los médicos se negaban a operarlo debido al riesgo que conllevaba tal operación. Edward decidió acabar con su vida a la edad de 23 años dejando una nota en la que pedía que aquel rostro fuera destruido antes de darle sepultura para poder descansar en paz.

Hoy puede verse la figura de Edward en el museo de cera. Se trata de un caso de "gemelo parásito" (más información sobre esta y otras anomalías aquí), por lo que el hermano gemelo de Edward en realidad tuvo que ser del mismo sexo. En cualquier caso, no me quiero ni imaginar el horrible mundo de pesadillas y pensamientos que debía de atormentar la mente del pobre Edward.


Poor Edward (Tom Waits)

Did you hear the news about Edward?
On the back of his head he had another face
Was it a woman's face or a young girl?
They said to remove it would kill him
So poor Edward was doomed

The face could laugh and cry
It was his devil twin
And at night she spoke to him
Things heard only in hell
But they were impossible to separate
Chained together for life

Finally the bell tolled his doom
He took a suite of rooms
And hung himself and her from the balcony irons
Some still believe he was freed from her
But I knew her too well
I say she drove him to suicide
And took poor Edward to hell


1 comentario:

Joseph Karey Merrick dijo...

No lo conocía. Interesantísimo. Yo esoty jodido, y de hecho aparezco en la lista que has puesto, pero eso de tener a un hijo de puta en el cogote soplándote las orejas y riéndose continuamente es demasiado. Bastantes años aguantó...