Sídney, 2014.
Me gustas cuando callas y estás como distante. Y estás como quejándote, mariposa en arrullo. Y me oyes desde lejos, y mi voz no te alcanza.
— Pablo Neruda
Manu cortocircuita dejando a medias lo que decía.
—¡¿Pero qué te ha pasado?! —pregunté.—No sé, tengo mal cuerpo y... me-me vienen pensamientos... raros a la cabeza.
Dijo algo más y, de nuevo, el silencio. En ese instante supe que iba a vomitar y supe que él también lo sabía. Iba a vomitar en aquel sofá de alquiler, propiedad de "Mr. Johannes".
El silencio ya me parecía insoportable, pero que se quedara flácido sin reaccionar más que insoportable, me parecía frustrante.
—Manu, en serio, levántate, que vas a vom... —antes de acabar la frase ya me vi corriendo para apartarlo del sofá, como cuando ves que el gato está a apunto de potar en la alfombra.En ese momento, la vulnerabilidad de Manu era absoluta. Podría haberlo cogido, completamente indefenso, y moverlo como un muñeco a cualquier otro lado de la habitación.
Pero aquello ya era inminente. Sin ningún tipo de sonido, convulsión o proyección, una papilla blanca empezó a resbalarle de la boca.
Y no había nada que hacer.
De repente, veo que Irene también se queda flácida. "¡Nooooooo!". Pero ya era tarde, los borbotones de papilla blanca resbalaban en silencio.
En el sofá de Mr. Johannes.
Ilustración: openDemocracy
Música: Disturbed - Down With The Sickness