Las cosas perecederas


Pero Hombre y Tiempo hicieron las paces. Tiempo, a veces un poco prepotente, dejó de reirse de Hombre. Hombre, orgulloso, finalmente reconoció la importancia que Tiempo tenía en su vida.

Hombre no sabía definir a Tiempo, pero cuando vio que este era subjetivo, que en sus sueños los segundos eran horas y que con ella las horas eran segundos, aprendió a usarlo como herramienta. Sintió que podía abrazarlo y acariciarlo, y por qué no, trascenderlo y ser eterno, como el río, en los confines del principio y fin de todas las cosas.

Por eso cuando Hombre se pierde en sus ojos negros y contempla su risa de luz, Tiempo se marcha. Por eso cuando Hombre piensa en ella, le pide a Tiempo que marque las horas, para recordarle que estamos de paso; recordarle el verdadero significado de las cosas perecederas...


Ilustración: aquapell
Música: The Doors - Yes, The River Knows