viernes, 23 de mayo de 2008

Las cosas perecederas


Pero Hombre y Tiempo hicieron las paces. Tiempo, a veces un poco prepotente, dejó de reirse de Hombre. Hombre, orgulloso, finalmente reconoció la importancia que Tiempo tenía en su vida.

Hombre no sabía definir a Tiempo, pero cuando vio que este era subjetivo, que en sus sueños los segundos eran horas y que con ella las horas eran segundos, aprendió a usarlo como herramienta. Sintió que podía abrazarlo y acariciarlo, y por qué no, trascenderlo y ser eterno, como el río, en los confines del principio y fin de todas las cosas.

Por eso cuando Hombre se pierde en sus ojos negros y contempla su risa de luz, Tiempo se marcha. Por eso cuando Hombre piensa en ella, le pide a Tiempo que marque las horas, para recordarle que estamos de paso; recordarle el verdadero significado de las cosas perecederas...




The Doors
- Yes, the river knows




Art by aquapell


2 comentarios:

Sonámbula dijo...

Pues sí, aunque el tiempo a veces parece que nos deja a nuestro aire yéndose de paseo, pronto viene a recordarnos prudentemente que nuestro tiempo es finito y se acaba, es más, que todo en este universo es perecedero. Lo suyo es que las cosas (perecederas) bonitas nos acompañen el máximo tiempo posible, y que sepamos aprovechar bien el tiempo que nos ha sido asignado por ese ente al que llamamos destino algunos, dios otros. (Yo me quedo con “destino” es lo que tiene el agnosticismo)
Mil besos atemporales.

Belén dijo...

Pues sabes? a mi el tiempo me agobia bastante... tanto que a veces me gustaría no depender tanto de el, pero como todas las dependencias, creo que empiezan en una...

Besicos