Tengo todo el dinero del mundo y quiero construirle a mi pequeña un palacio de chocolate blanco y gominolas, con alfombras reales de lengua de gato, mullidas nubes para dormir y albornoces de algodón de azúcar. En principio tengo pensado que este flote en una burbuja indestructible soplada desde el Kilimanjaro. Para ello, ire al circo y contrataré a un gigante castrado con un tubo parapompas, colombiano, a ser posible, por aquello de tanta altura. Haré fabricar un horno mágico, compraré kilos y kilos de levadura y moldes con formas divertidas para cocinarle cientos de dulces amigos con ojos de guinda. Pero, como padre que soy, solo hay algo que oscurece mi sueño: el día en que todas las piruletas y chupachules de fresa manchen su blanca inocencia.
Art by Mark Ryden
Art by Mark Ryden
3 comentarios:
Y es que, aunque perder la inocencia trae momentos mas que agradables :P, a veces se añora cuando se vivía en castillos de chocolate y aparece el sindrome de peter pan galopante.
Por cierto, que inquietante el cuadro que has puesto, produce un mal royo...
besitos :*
Me encanta esa fantasía, esa imaginación y ese tono infantil de tu texto!
Será que mi forma de expresión tiene mucho de infantil también y me siento reflejada...
Un placer leerte como siempre, vecino.
Bss
me encanta el texto
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